lunedì 27 luglio 2015

Dramas inconclusos del alma Roger J. Woolger (Psicoanalista Junghiano)


Después de casi diez años de acompañamiento a  pacientes y colegas en  experiencias de regresión a vidas pasadas y de mis propias exploraciones personales, he llegado a la convicción que esta técnica es una de las herramientas más concentradas y poderosas disponibles a la psicoterapia, además de las drogas psicodélicas.

No todos los pacientes se remontan directamente a situaciones dramáticas, pero casi todos aquellos con los que he trabajado, pueden identificar dos formas principales en las que el pasado parece afectar su comportamiento.

La primera es el reconocimiento que estas personalidades de épocas anteriores son reconocibles como otras identidades,y, aunque vagamente, siempre supimos que se encontraban ahí, en el fondo de nuestra conciencia.

A menudo, en el curso de las sesiones, pregunto: "¿Conoces a este personaje?".
Ya sea si se trata de un esclavo rebelde, un cortesano respetuoso o un simpático charlatán, los pacientes, invariablemente, responden con un suspiro o una sonrisa avergonzada, que sí.

El segundo aspecto que surge casi siempre es una sensación inexplicable que la historia de la vida pasada de ese personaje se reviva de alguna manera en esta existencia, y todavía se encuentra incompleta:

- Una paciente es incapaz de tener hijos por la culpa de haber abandonado a uno, en una vida pasada, durante una hambruna.

- Un paciente recuerda haber sido humillado sexualmente, en un pasado cuando era un joven sirviente, por mujeres mayores a las que estaba sometido, y desde entonces siempre ha rechazado la compañía de las mujeres y buscado la de los hombres; un patrón que se repite aún hoy: sólo tiene relaciones homosexuales.

- Una mujer que en esta vida dio a luz sin problemas tres niños sufre de graves  dolores  premenstruales, y en la experiencia regresiva, recuerda un pasado en un contexto tribal donde murió durante un parto doloroso.

Cualquier otra vida de la cual volvamos a tener conocimiento, aunque sea breve o fragmentaria, es una pieza de otra identidad. La personalidad no es única: es múltiple, no en el sentido de las múltiples personalidades patológicas psiquiátricas, sino en el sentido que existen muchos niveles de identidad, comparables a las diversas capas de una cebolla.

Cuando indagamos en nuestras vidas pasadas, o en nuestros sueños, es como si examinásemos estas identidades.

Traducción.
Annamaria Saracco

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