La personalidad ha de aprender a conocer su propia alma, darse cuenta de la razón de su encarnación y comprender como dia a dia y poco a poco su vida entera se entrega a Dios para que El la use según sus leyes y su voluntad.
La personalidad debe serenarse, cobrar ánimo y fortalecerse.
En el proceso de la elevación de su conciencia debe ser cosnciente del hecho de esta elevación y también de la presencia del alma.
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