Es un espacio para hacer pausa y desempolvar nuestra
somnolencia. Estimula zonas del psiquismo tocando y despertando aquellos
contenidos que se encuentran disponibles para el abrazo de su reconocimiento.
Los caminos son infinitos y las posadas preparadas para la
llegada de los peregrinos resultan incontables. El alma sabe sobre la elección
de caminos y posadas porque conoce la mejor vía de acceso que facilitará
nuestro propio encuentro.
… Y así el andar nos
va familiarizando con esta comprensión y
vamos creando minutos de pausa en modo consciente y voluntario. Más
adelante sabremos que el espacio se irá ensanchando y estaremos más fortalecidos para permitirnos
descender a niveles interiores más
profundos.
Allí en las profundidades de la psiquis albergan mundos
secretos, realidades desconocidas, dimensiones inabarcables… y toda vez que
somos lanzados, estando desprevenidos, hacia el océano del inconsciente,
experimentamos una gran sacudida que puede tomar formas muy diferentes tanto en
el nivel físico, emocional, mental, (el síndrome de pánico es un buen ejemplo)
como consecuencia de los requerimientos gestados en los niveles del espíritu.
Encaminarse en modo consciente y voluntario, si bien reviste
un gran desafío, el impacto se ve
atenuado por la conciencia y recibe sus frutos. El inexperto, muy atrapado en los territorios de Maya,
solo espera el final dela sacudida.
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